jueves, 10 de mayo de 2007

El camino de los ciegos

El 18 de Enero de 1981, un carrito que vendía fruta en una de las calles principales de Jucapó explotó, cegando momentáneamente a cientos de personas a causa del chile piquín que se esparció por el ambiente.

Unas cuantas horas después, Otón Kalawi, líder de la secta “El camino de los ciegos”, aceptó ser el responsable del atentado.

Esa tarde de enero fue la primera vez que se habló de la secta.

Pero la historia de su líder se remontaba varios años atrás.

Otón Kalawi, un invidente de nacimiento, pianista y percusionista virtuoso, había grabado en 1971 un disco que la crítica consideró uno de los más importantes aportes a la música contemporánea.

El disco tenía una portada completamente negra. Se trataba del “Romance de dos notas para piano y congas”

Sin embargo, el contrato de Kalawi con la disquera no duró más que un par de meses porque, la disquera argumentó, la imagen de Kalawi dejaba mucho qué desear y por esta causa no se había vendido un solo disco y por lo tanto no era un artista rentable.

Kalawi, desconcertado, se refugió por años en la sierra Pocajuta, desde donde enviaba cartas a diferentes medios de comunicación en las que condenaba a la sociedad que lo había rechazado. Se refirió al sentido de la vista como la peor miseria humana en el mundo y en varias ocasiones se refirió a los ojos como “los infiernos esféricos que todos los hombres llevan en las cabezas sordas”.

Según muchos, Kalawi enloqueció a causa del fracaso. Pero para muchos...más de tres mil personas que hoy lo siguen...Kalawi es un Mesías de la sociedad contemporánea.

“Voz de Kalawi”

Aquellos cansados de ser vistos y no escuchados tienen todavía una esperanza: vendarse los ojos y entrar al mundo de los sonidos; un mundo menos engañoso que el mundo de las imágenes”.

Desde hace más de veinte años, El camino de los ciegos se ha responsabilizado por más de 70 actos terroristas de todo tipo: desde el lanzamiento de huevos podridos desde el segundo piso del Marajá Road, la principal vía de comunicación terrestre de Pocajú; hasta el derrame de cientos de litros de pintura negra en calles, parques, museos y cines pocajutas.

Kalawi, hoy, es uno de los diez hombres más buscados por la justicia pocajuta.

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